domingo, 29 de junio de 2014

Esas noches.


Otra más de esas noches vacías. De inspiración que viene cuando viene y se va cuando se va. De todos esos sueños que se convierten en pesadillas al despertar. De ese calor que no te deja dormir y esa soledad que te hiela el alma. De todos esos secretos que son solo míos y ya no está claro lo que pasó de verdad y lo que solo soñaste. Una de esas noches en las que mueres antes de dormir y resucitas en sueños.

Una de esas noches en las que una canción detiene el tiempo y te parte en dos dejando que pase lentamente por el medio. Cuando el nudo en la garganta no es suficiente para mantenerse entera y se escapan trocitos de ti volando con otras notas.

And nothing else matters...

http://www.youtube.com/watch?v=0Ia9N9MdSa0

Y la canción se termina y viene la siguiente y la sábana cada vez pesa más, y el calor cada vez me ahoga más y estas cuatro paredes y esa puerta cerrada... Esa puerta cerrada. Cerrada. Esa puta y jodida puerta cerrada y esas ventanas ocultas tras las cortinas. Y no hay salida.

Otra más de esas noches en las que la música lo invade todo y no puedes escapar. Todo aquello que no está terriblemente vacío, duele. Y lo que está vacío, bueno, resulta efímero e insignificante; pero todo lo demás duele.

La elección flojea siempre con un trago en la mano y resulta obvia cuando se desliza por mi garganta, pero en las noches sobrias, es otra historia.


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