Podría
escribir cada noche, podría caminar hasta el infinito, hasta el mar. Hasta ese
lugar donde duerme tu silencio y todas mis ideas de acabar con el mundo y todos
los sueños que brillan como pequeñas luciérnagas, hasta que los
niños inconscientes las guardan en un tarro y se apagan…
Podría
caminar, pero no queda camino que no cruja bajo mis pies, que no amenace un
hundirse en el abismo a cada paso. No quedan caminos que no hayan sido
consumidos por los árboles, infranqueables. No queda salvo la amplia carretera
por la que todos caminan en manada hacia nadiesabedonde, sin preguntarse
porqué. Y yo trato de salir por cada camino de tierra, por cada hueco entre los
arbustos, y me pierdo una y otra vez. Pero siempre llego al mar, siempre vuelvo
al mar, al infinito. Mis ojos no conocen una inmensidad más grande, un silencio
mayor un placer como hundirse y saber que ese es tu sitio. Flotar con los ojos cerrados y
sentir como el oleaje te mece.
Podría caminar
cada noche y llegar a ese lugar donde te escondes, pero prefiero sentarme al
borde del abismo y observar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario