miércoles, 17 de junio de 2015

Camas.



Hay camas y camas.

Hay camas blanditas en las que acurrucarse una noche de invierno con una infinidad de mantas que no permitan al frío entrar. Hay camas deshechas con las sábanas en el suelo y cuerpos sudando encima. Hay camas sin sábanas en las que el calor te impide dormir. Hay camas grandes, tan grandes que dormir acompañado se hace inevitable. Hay camas demasiado pequeñas para dos personas, pero que aún así al abrazarse no parece tan complicado no caerse de ellas. Hay camas a ras de suelo para los que tienen los pies en la tierra y literas para los que les gusta soñar en alto. Hay camas en las que das vueltas hasta que consigues dormirte. Hay otras en las que das vueltas dormido mientras las pesadillas te secuestran otra noche.

Hay camas en las que he dormido sola tantas veces que por nada del mundo dejaría a nadie quedarse, Hay camas que están llenos de recuerdos y de mariposas muertas que se fueron desprendiendo con el paso del tiempo.

Y también hay una cama en la que he llorado más ausencias de las que quiero admitir, he dormido más veces acompañada de las que he contado y me he desvelado más veces de las que puedo soñar. Es una cama en la que a veces hace calor y a veces frío. Es una cama de la que a veces no me muevo y otras me despierto incluso en el suelo.

Y es la única cama que es capaz de hacerme echar de menos tener alguien justo cuando no necesito a nadie.

https://www.youtube.com/watch?v=ZxWiRBBPnr8