miércoles, 5 de marzo de 2014

Mi cousiña se rompe.



Mi pequeño se rompe. A veces siento que se va y que es lo único bueno que tengo. A veces quiero dormir a su lado porque no quiero despertarme y que ya no esté. A veces necesito ese ronroneo suave que me hace sentir mejor.

A veces sonrío cuando se duerme en mis caricias. Y a veces pienso que cuando él se vaya mi sonrisa se irá con él. Porque no es solo una bolita peluda rellena de amor, es mi pequeño, mi cousiña, mi tutú. Es al rededor de quién me hago un ovillo cuando no quiero saber nada de nadie. Es al último al que le doy las buenas noches y el primero al que le doy los buenos días. El único capaz de sacar de mi todas esas cosas buenas que no soy.

Es Rasputín. Está enfermo y ya no sé que más puedo hacer para curarle.

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